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WalmartTras la denuncia de una trabajadora del hipermercado Walmart que está ubicado en el Dot Baires Shopping de haber sido víctima del hostigamiento y el acoso del director de esa sucursal Mariano Pochat, haciendo uso de la “Política de Puertas Abiertas”, que existe en Walmart y asegura denunciar cualquier abuso “sin temor a represalias” tuvo como resultado el despido de la denunciante y el traslado del denunciado a la sucursal de Bariloche.
Sin embargo, esto animó a otras trabajadoras que atraviesan una situación similar a dar su testimonio. Es en ese contexto de abuso de autoridad que gerentes como Darío Crivioli encontraron y siguen teniendo la libertad para continuar la pirámide descendente del maltrato en Walmart.
Afirman que en el último año fue moneda corriente en Walmart Dot, los traslados compulsivos, las acusaciones infundadas para luego llevar a cabo despidos con causas, la promiscuidad de algunos directivos con las trabajadoras, además de la aparición en las últimas semanas de una lista de futuros despedidos, que según los trabajadores, es el propio sindicato de comercio el que se encargó de confeccionar y difundir, estas son algunas de las consecuencias nefastas que dejó la gestión de éste sujeto, que la empresa decidió avalar y encubrir en su accionar contra las personas que trabajan en el Walmart, sean internos, externos y personal de limpieza.

A pesar de la amenaza constante, los testimonios van saliendo a la luz, tras la denuncia de Silvia Alarcón. Aunque en Walmart existe la llamada “Política de no fraternización”, que prohíbe cualquier tipo de relación sentimental entre “asociados” especialmente de un directivo con una persona que debe supervisar, una especie de cinturón de castidad propio de un puritanismo absurdo.
Esto implica por ejemplo que si dos asociados inician una relación amorosa, antes de conocer a sus suegros deben pasar por la oficina de recursos humanos a solicitar la aprobación. Sin embargo, los primeros en vulnerar esta norma interna son los propios directivos que en teoría deben velar por su cumplimiento.
En el caso del ex director del Walmart Dot, Mariano Pochat cuentan por ejemplo que en una de sus recorridas por el piso de ventas, se acercó a dos trabajadoras y les pidió que se acostaran en uno de los sommiers para tomarles una foto. A la operadora que vocea por los altoparlantes le susurró “qué voz sexi tenés”. “Después esas cosas incomprobables como los chistes con contenido sexual, miradas, abrazos, roces y tocamientos, un día vino me tomó una foto para imaginarme después me dijo.” “Ahora cómo hacés con un tipo que viene te saluda y te apoya la mano en la espalda de la cintura para abajo por no decir otra palabra, es una situación de mierda porque ese señor que se zarpa con vos es el mismo que puede dejarte en la calle, sin trabajo”.
Para el resto de los compañeros que observan dan por hecho que existe una relación especial entre acosador y acosada que perciben como una relación de privilegio que como conducta de acoso. Lo que no se percibe en el entorno de la persona acosada es que directivos como Mariano Pochat condicionan con su comportamiento de forma directa o indirecta la continuidad del contrato de trabajo. Hacen todo como si supieran que la empresa los va a encubrir porque Walmart en su intento por ocultar que esas cosas están pasando se convierte en un violador serial de todas las leyes que se le cruzan por delante, para resguardar su reputación y ética que son “intachables” según ellos.
Lo que no se borran son las secuelas que estos delitos deja en la vida de las trabajadoras ya que el estrés emocional, humillación, ansiedad, depresión, ira, impotencia, fatiga, son algunos de los graves efectos que sufren las víctimas de este tipo de acoso que elevan la tensión en el trabajo, disminución en productividad, bajo rendimiento, ausentismo que es el principio del fin de la vida laboral en empresas como Walmart, se sale de un cuadro de violencia laboral para ingresar a otro que proviene del ámbito de la protección de la salud de la persona afectada con médicos que dejan de lado la ética de un profesional de la salud a cambio de un premio por reducirle en los papeles el ausentismo a la empresa. “A mí me pasó lo mismo en otra sucursal, cuando acudí a las puertas abiertas me dijeron que tal vez había dado mucha confianza” fue la respuesta para María Eva que trabajaba como repositora en Walmart de Paraná cuando denunció el infierno que le tocó vivir en esa sucursal siendo acosada sexualmente “No tenía ganas de seguir viviendo, después de mucho tiempo puedo hablar del tema sin largarme a llorar, por suerte pude enfrentar el problema y esa persona que me hizo la vida imposible, cuando me lo cruzo, baja la mirada” confesó en una entrevista radial hace unas semanas.
Otra trabajadora cuenta “ Mi caso fue que tuve situaciones de violencia con una ex pareja, una noche llamó para amenazarme y durante toda la noche seguía llamando. Estaba aterrorizada. No fui a trabajar, llamé a Walmart para avisar, después hice la denuncia en la comisaría de la mujer, fui a declarar, conseguí una orden de restricción, como esa restricción no incluía mi lugar de trabajo un día se presentó en mi sector, aunque tienen cámaras y la seguridad que nos controla, nada de esto vino en mi ayuda”.
Por esos días, la seguridad del local andaba en una persecución desenfrenada para encontrar entre los trabajadores culpables de robos que luego se comprobaron que ellos mismos lo realizaban.
Eso no fue todo, cuando llegó su recibo de sueldo, Walmart le descontó además de las ausencias, hasta el último minuto de trámites que le toco hacer bajo el ítem “cuidados familiares”. Sumado a su comportamiento con las trabajadoras, Mariano Pochat, habilitado por la complicidad del sindicato desplegó un cóctel de violencia laboral y abusos de poder que rayan lo delictivo, como la decisión de trasladar a una trabajadora con asma al sector de lácteos, expuesta a las bajas temperaturas entre heladeras, cámaras de frío y congelados.
La situación de las mujeres en los ámbitos laborales es alarmante sobre todo porque mantiene invisibilizadas realidades que pone en duda si desde el estado y los sindicatos se está haciendo todo lo posible para defender a las mujeres trabajadoras. Un ejemplo cotidiano es la permanencia en el puesto de trabajo para una mujer que vuelve de su licencia de maternidad, donde trabajar se convierte en un verdadero problema, ya que la trabajadora se vuelve objeto de prácticas que configuran la violencia laboral.
En 2009 se sancionó la Ley N° 26.485 que constituyó un hecho de gran relevancia, entre otras cosas porque definió las diferentes modalidades de violencia y estableció ámbitos de competencia específicos para el abordaje de la violencia en sus diferentes manifestaciones.
El artículo 6 inciso “c” de la ley 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales tipifica que “Violencia laboral contra las mujeres es aquella que discrimina a las mujeres en los ámbitos de trabajo públicos o privados y que obstaculiza su acceso al empleo, contratación, ascenso, estabilidad o permanencia en el mismo, exigiendo requisitos sobre estado civil, maternidad, edad, apariencia física o la realización de test de embarazo.
Constituye también violencia contra las mujeres en el ámbito laboral quebrantar el derecho de igual remuneración por igual tarea o función. Asimismo, incluye el hostigamiento psicológico en forma sistemática sobre una determinada trabajadora con el fin de lograr su exclusión laboral;” entre lo que esta ley plantea y la realidad existe un abismo donde van a parar todas las historias de mujeres trabajadoras que diariamente son objeto de todas las violencias que esta ley sanciona. Todavía esa ley resulta una utopía en muchos ámbitos, uno de ellos: Walmart.
Para denunciar acoso sexual laboral, está habilitado el 0800-666-4100. También se puede mandar un mail a violencia-laboral@trabajo.gob.ar.
Fuente: http://empleadosdecomerciocta.blogspot.com.ar/2015/01/walmart-dot-entre-el-acoso-sexual-y-la.html